HISTORIA
Por Brona McVittie
Unos cientos de años antes del año cero, algunos griegos muy listos empezaron a preguntarse cómo nos desarrollamos. ¿Hasta qué punto estamos preprogramados y hasta qué punto modelados por el ambiente? Más de dos mil años después, aún no tenemos el veredicto.
300 a.C.: Hipócrates pensaba que heredábamos pequeños trocitos de todas las partes de nuestros padres. Aristóteles (384-322 ac) pensaba que crecíamos a partir de masas amorfas que se desarrollaban dentro de mamá, gracias a papá. Otros pensaban que ya comenzábamos completamente formados.
1651: William Harvey (1578-1657) quiso seguir explorando las ideas avanzadas por Aristóteles. Diseccionó ciervos y pollos para entender cómo se forma un embrión. Llegó a convencerse de que los embriones se desarrollan de forma gradual a partir de un óvulo y no a partir de cuerpos minúsculos completamente formados.
1865: En algún lugar de una tranquila colina austríaca, un monje plantaba guisantes y observaba cómo los padres pasaban sus características a los guisantes bebés. Este monje estableció las reglas de la herencia, que son las bases de la genética actual. Su nombre era Gregor Mendel (1822-1884).
1892: August Weissmann (1834-1914) y otros reconocieron que la información genética era almacenada en el núcleo de la célula. En su opinión, las células empiezan con la misma información y luego se especializan al perder material cuando se dividen.
1902: Hans Spemann (1869-1941) estaba de acuerdo con Weissmann, pero argumentaba que las células no pierden información; simplemente la desactivan. Usó un pelo de su bebé para dividir en dos un huevo de salamandra. Obtuvo dos salamandras. Spemann fue el pionero de de la moderna tecnología utilizada hoy día para la clonación.
1942: Conrad Waddington (1905-1975) acuñó el término epigenética. Él concebía el desarrollo y la herencia en términos de la «conversación» entre la información genética y el ambiente.
1953: James Watson y Francis Crick (1916-2004) describen la estructura de la doble hélice del ADN en términos de las cuatro letras del alfabeto genético. Se reconoce al ADN como el material genético hereditario.
A partir de 1980: Comienza la revolución de la secuenciación de genes. La ciencia adopta la opinión de que somos la suma de nuestra secuencia de genes.
A partir de 1990: Florece la investigación epigenética. Los científicos se dan cuenta de que no es sólo la secuencia del ADN lo que controla nuestra constitución biológica. La mutilación del ADN y las modificaciones de histonas son reconocidas como importantes reguladores de la actividad génica.
2004: La Comisión Europea acuerda financiar la Epigenome NoE para promover la excelencia en epigenética en toda Europa.